Somos una organización política conformada por cuadros revolucionarios en proceso de formación, que se piensa así como una minoría activa de antifascistas militantes que han decidido unirse para dar su aporte a la lucha de los pueblos por su emancipación.

Sabemos que nosotras mismos no podemos construir revoluciones, sino actuando como parte de un proceso de acumulación de fuerzas revolucionarias, para el desarrollo de las herramientas que un día conducirá a la ruptura con este sistema.

Somos una organización de carácter público de militantes insertas estratégicamente en el mundo social, cultural, deportivo, deportivo, obrero y popular, que busca construir cara a cara, en el día a día procesos de resistencia, organización social y lucha reivindicativa, todo con perspectiva de construir el poder popular desde abajo y por fuera de las instituciones del Estado y el Capitalismo.

Como antifascistas militantes

Cuando se habla de cambio se habla de acción, y esta es precisamente una de las características más importantes del proceder de una organización antifascista. Alrededor del mundo, las agrupaciones antifascistas se han destacado por frenar los avances del fascismo en todas sus facetas de manera directa y contundente, el antifascismo se presenta no solo con acciones de enfoque meramente político sino, también, desde el aspecto más social e incluso artístico y cultural, atacando al capital y al fascismo desde todos los frentes posibles.

 

 

afilamos nuestros procesos contra la dictadura del capital es primordial para combatir a su ala más agresiva. Sabemos que hay que combatir el fascismo desde sus más pequeñas, blanqueadas y academizadas esferas,pasando por sus recalcitrantes fuerzas paramilitares, hasta sus «normalizadas»expresiones sociales como: la xenofobia, el chauvinismo y las políticas de represión estatal.


Somos militantes pues nos interpretamos como sujetos políticos que brindan su trabajo individual y colectivo a una causa o proyecto revolucionario, que afrontan los conflictos sociales vertebrados por la lucha de clases, que se forman, aprenden y planifican a largo plazo, rompiendo con el conformismo «activista» y el facilismo que la vida globalizada nos ha inyectado en la conciencia, somos militantes porque asumimos con responsabilidad, pero también con alegría la gran tarea de construir poder popular, cueste lo que nos cueste.


Somos militantes con capacidad de ejecución, hacemos de la palabra y acción nuestra práctica cotidiana, dejando de lado egos y peleas por reconocimientos, estas características últimas, propias de las vanguardias. Por ello reivindicamos la capucha como rostro único y legítimo de la lucha social, pues no es el miedo, ni la vergüenza lo que nos inviste de tan gloriosa prenda, sino más bien el rechazo al surgimiento de caudillos mesiánicos que pretendan encarnar individualmente toda una serie de esfuerzos colectivos.

Trabajamos para que el antifascismo se vincule a la lucha social y popular, a los actores marginados y explotados; nos vinculamos en propuestas y estructuras amplias, levantando el tono disonante ante la verdad hegemónica de las rancias izquierdas, rechazando al sectarismo iluminado de quienes se creen la «verdadera izquierda» y rompiendo aquel esquema cultural-urbano apolítico, mismo que se encuentra enclaustrado en la desidia organizativa, gracias a aquella reduccionista concepción de política que las clases dominantes intentan perennizar en votos y urnas.