¡Las niñas son niñas, NO MADRES!

El aborto es una práctica milenaria y ancestral. Nuestras abuelas ya lo practicaban, también lo practicaban las culturas prehispánicas. Sin embargo, los defensores de la «tradición, la moral y las buenas costumbres» son quienes más se escandalizan cuando las organizaciones sociales queremos colocar este tema como un problema de salud pública.

La controversia entorno al aborto tiene su origen en la modernidad, principalmente por la incidencia de la Iglesia en las funciones del Estado, como la administración de la salud, y en nuestrxs cuerpxs. Pero lxs cuerpxs no le pertenecen a Dios. Nuestras decisiones tampoco.

Ya saltarán quienes se rasgan las vestiduras afirmando falacias contra la ciencia o los derechos de las mujeres y la clase trabajadora. No olvidemos lo que el mismo Papa nos dijo la semana pasada «somos egoístas si preferimos tener mascotas a parir niñxs». Sin embargo, la Iglesia y sus portavoces moralistas y antiderechos guardan silencio sobre las 3000 niñas menores de 14 años que cada año son madres en Ecuador producto de violación. Algunos de estos antiderechos se creen con la autoridad moral para decirnos que no abortemos, solo porque dejan donaciones a las niñas de 14 años en la maternidad durante Navidad. Con estas acciones limosneras solamente tratan de limpiar sus descompuestas almas, pero obviamente no logran abordar ni de cerca el problema de raíz.

Lo fundamental es entender que este es un problema estructural. Tiene su raíz en el núcleo mismo del sistema capitalista y patriarcal, que considera a las mujeres como a la tierra: un bien que explotar y del cual gozar. Obviamente, esta realidad no se va a solucionar por las dádivas de una élite que blanquea su moral dando limosna. Esta es una problemática que hay que abordar desde la conciencia de clase y desde la perspectiva de la salud como un derecho universal y laico.

No estamos pidiendo favores, y no nos conformaremos con una ley, pero sabemos que es un avance mínimo de dignidad para quienes han vivido violaciones. Si el Estado no es capaz de impedir las múltiples violencias hacia nosotras, lo mínimo que puede hacer es no obligar a las mujeres a parir lxs hijxs de sus agresores. Por eso, nos plegamos a la convocatoria de varias organizaciones de mujeres y feministas para decirle a la Asamblea Nacional que este es un derecho fundamental para nosotras.

Hemos luchado por este y lo seguiremos haciendo, hasta que sea una realidad concreta.
Los derechos no se me mendigan, se toman, se arrancan.

¡Las niñas son niñas, no madres!

Antifascistas por el aborto seguro, libre y gratuito

27 de noviembre: Despenalización de la homosexualidad en el Ecuador

El 14 de julio de 1997, la policía ingresó de forma violenta a un bar LGBT de la ciudad de Cuenca y detuvo a decenas de personas de diversidades sexogenéricas a las que, como parte de la detención, sometió a abusos, torturas y violaciones. Esto era una práctica común en ese entonces, pues antes de 1997, el Art.516 del Código Penal del Ecuador tipificaba a la homosexualidad como delito y la penalizaba con cárcel.

Es difícil de imaginar, pero hace tan solo 24 años ser parte de las diversidades sexogenéricas era penado con cárcel de 4 a 8 años y sin lugar a duda a constantes vejaciones por parte de la policía “nos detenían, nos pegaban y nos lanzaban a la laguna de la Carolina”, son algunas narraciones de personas transgénero que lideraron la resistencia en ese entonces.

Gracias a la lucha y acción directa de colectivos LGBT, entre los que resalta el accionar de personas de la comunidad en condición de precariedad, marginalidad, prostitución y calle se recogieron firmas y se hicieron marchas de la mano de la Asociación de gays, travestis y transgénero Coccinelle, logrando que el 27 de noviembre de 1997 se despenalice la homosexualidad y que así nuestra vida deje, al menos en cuerpos legales, de ser desechable para el sistema de gobierno y la sociedad.

Este fue un gigantesco avance en cuestión de derechos humanos que abrió la puerta a muchos más logros; sin embargo aún falta mucho por recorrer. Ser parte de las diversidades sexogenéricas ya no es un delito, pero quienes pertenecemos a la población LGBTIQ+ aún sufrimos de discriminación en la calle, en nuestros hogares y en el campo laboral; todavía existen clínicas de deshomosexualización, donde se tortura a jóvenes para que cambien su orientación sexual.

Aún son comunes los asesinatos por el odio a lo diferente, aún lxs trans, como Helen, morimos en las cárceles abandonadxs por el Estado y también a lxs trans aún se nos niega el acceso a un empleo digno relegándonos y obligándonos a dedicarnos a la prostitución. Por si fuera poco, aún se nos expulsa de los espacios públicos por el hecho de ser distintxs.

Pensamos que solo la organización popular y la acción directa acabará con el fascismo, machismo, homofobia y transfobia. Es momento de actuar, organizarnos y combatir.

“En un mundo de gusanos capitalistas, hay que tener coraje para ser mariposas”

A preparar la ofensiva popular
Acción Antifascista Ecuador

25 de Noviembre: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 

Violencia es una palabra que cada vez se vuelve más cotidiana.  Vemos a amigas y conocidas sufrir violencia intrafamiliar en silencio y callar por el miedo o la necesidad económica. 

Vemos como a diario se reportan sin cesar casos de feminicidio, ya que en el territorio denominado Ecuador una mujer es víctima de feminicidio cada 3 días. Vemos el genocidio de las cárceles propiciado y encubierto por el Estado, y fuera de esos muros, vemos a madres, esposas, hermanas e hijas llorar desesperadas a sus muertos que han sido tratados como seres humanos de segundo nivel, mientras suplican por justicia y son ignoradas. 

La violencia contras las mujeres tiene múltiples formas y muchos ejecutores, pero siempre es una violencia estructural, enraizada, normalizada y hasta en algunos casos romantizada. 

Sentimos la desigualdad  a diario: en el acoso callejero, en los salarios menores que percibimos solo por ser mujeres, en las tareas de cuidado que sobrecargan sobre nuestros hombros, en los territorios donde resistimos frente a las grandes empresas extractivas que quieren llegar a saquear, militarizar y precarizar la vida; en las calles cuando trabajando con nuestro cuerpo como único recurso, aprendemos a vivir y enfrentarnos al miedo de ser mutiladas, asesinadas y desaparecidas mientras a los ojos de la sociedad somos solo putas; cuando en cualquier institución pública o privada nos discriminan por ser mujeres trans; y así una interminable lista de etcéteras. 

Y sabemos que la violencia no parará gracias a gobernantes populistas, leyes o reformas. No conseguiremos igualdad en las urnas ni con políticas de “paridad de género”.  La justicia no se consigue con hashtags ni posters con rostros de mujer impulsadas desde grandes bancos o empresas.  Estamos convencidas de que la organización y la lucha son el único camino. Porque solo colectivamente podremos derribar prejuicios y formas de ser impuestas para establecer relaciones más sanas entre los géneros. Solo al juntarnos, enseñarnos y apoyarnos entre nosotras, no podrán encontrarnos en la indefensión de la individualidad. Sólo entrenándonos, conformando grupos de autodefensa y redes de cuidado podremos enfrentar a quien nos quiera violentar en las calles y desde el Estado. 

FRENTE AL MACHISMO QUE NOS MATA, EL ESTADO QUE LO ENCUBRE Y EL SISTEMA QUE NOS EXPLOTA, DEFENDÁMONOS Y NO DELEGUEMOS NUESTRA EMANCIPACIÓN Y SEGURIDAD A OTRXS.  

Contra la violencia machista, organización y ofensiva anticapitalista

Por ti, por mí y porque se nos acaba lo poco de vida que dejó la pandemia.

Este 26 nos veremos nuevamente en las calles.

Saldremos a las calles porque hemos perdido la esperanza de conseguir un empleo con salario digno y seguridad social; nos negamos a resignarnos a vivir con ingresos de $300 o menos por cada vez más horas de trabajo.

Marchamos porque nos duelen esos 33 jóvenes de menos de 23 años, esos 19 padres de familia y esos 23 choferes que fueron despedazados en las matanzas carcelarias y que estaban ahí por delitos menores, por crímenes de pobreza y por intentar sostener su vida en una época de hambre. Todo a vista y paciencia del sistema de “justicia”.

Protestamos en las calles porque ya no podemos con tanta indignación; porque destruye el alma ver cada vez más infancias trabajando en los semáforos, porque duele la vida escuchar a jornaleros de plantaciones soñar con un trabajo digno, de buen trato o al menos sin explotación.

Llamamos a la acción porque somos cada vez más las afectadas, pero también son más las impávidas que se tragaron el cuento del sistema capitalista y colonial; porque son muchas las que promulgan la privatización, el libre mercado y el arribismo que les exige escalar pisando a las otras.

Nos movilizamos, cuidándonos las unas de las otras, superando el miedo que genera la sola idea de caer en manos de policías y militares sedientos de poder y ser una más de las judicializadas, mutiladas o asesinadas por añorar mejores días.

Estaremos en las calles porque si las políticas neoliberales de todas formas nos van a matar; por lo menos que sea luchando.

Acude a la marcha o plantón más cercano, si no puedes asistir difunde en redes las acciones y convocatorias.

Desde todos los espacios, desde todas las trincheras
A preparar la Ofensiva Popular
Acción Antifascista Ecuador