15 de noviembre de 1922: Resistir como Tomasa Garcés, Luchar como Alfredo Baldeón 

Alfredo Baldeón Silva fue un obrero panadero, y un revolucionario que tenía 22 años de edad en 1922. Era el presidente de la sociedad «Unión de Panaderos de Socorros Mutuos», afiliada a la Federación de Trabajadores Regional del Ecuador. Ese 15 de noviembre, Alfredo encabezó una manifestación hacia la Gobernación para exigir la libertad de los obreros detenidos. Las fuerzas represoras intentaron dispersar la manifestación disparando con actitud sanguinaria.  
 
«Pero de entre la multitud que huía, heróicos combatientes respondieron buscando armas, arrebatando armas, mataron a quienes al pueblo asesinaban. Y grande,  épico, el valiente proletario Alfredo Baldeón, se puso a la cabeza de la lucha».
 
Alfredo arrebató el fusil a un policía y fue de los primeros en responder al fuego enemigo con fuego, disparándoles sus propias balas. Con su ejemplo, algunos manifestantes se quedaron junto a él resistiendo a la represión.
 
La confrontación no duró mucho, y una vez acabadas las pocas municiones de las que Alfredo disponía, un capitán de la policía lo hirió con su bayoneta. Los obreros, henchidos de orgullo por la valiente acción de su compañero buscaron ayuda médica, pero de nada sirvió, la herida era letal. Alfredo Baldeón murió combatiendo.
 
A pesar de este golpe fatal, sus compañeros no se quedaron de brazos cruzados y lo trasladaron a su domicilio. Ahí, Alfredo fue velado y luego llevado al cementerio. Gracias a esta acción solidaria, se evitó que su cadáver fuera arrojado al río Guayas como los de miles de mártires anónimos.
 
Pero qué sería de este pasaje en la lucha de nuestra clase sin la resistencia y el ejemplo de Tomasa Garcés.
 
En un intento de romper la huelga, la patronal ordenó salir de Durán el ferrocarril. Junto a sus tres hijos, Tomasa se recostó con coraje y valentía sobre las rieles del tren. Su objetivo era evitar que los trabajadores cedan a las presiones y rompan la huelga. Desde ese lugar llamó a sus compañeros varones a imitarla. Muchos se sumaron, impidiendo la partida de la locomotora y fortaleciendo la huelga.  
 
Mujeres sencillas, de origen campesino, costureras y principalmente, las escogedoras de cacao ocuparon las primeras filas – hombro con hombro con los obreros-, de la lucha que culminó con el asesinato de más de ochocientos trabajadores. Junto a ellos cayeron asesinadas cerca de doscientas mujeres con sus pequeños hijos, en las calles de Guayaquil, el 15 de noviembre de 1922.
 
Hoy querermos recordar a todos y todas las caídas en este bautizo de sangre de la clase obrera ecuatoriana. Pero, sobre todo, queremos hacer énfasis en quienes pasan del discurso a la acción. También hoy el pueblo ecuatoriano se enfrenta a un difícil panorama, la arremetida neoliberal ataca con más fuerza a los hogares de la clase trabajadora.
 
Resistiremos como Tomasa Garcés, Lucharemos como Alfredo Baldeon 
A preparar la ofensiva popular
 
Acción Antifascista Ecuador
Difunde

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *