Su democracia solo es impunidad para los ricos, gane quien gane sin lucha no hay derechos

Las condiciones y circunstancias que marcan la coyuntura del Ecuador en septiembre del 2020 no han cambiado mucho con los meses anteriores, es innegable que la pandemia por el coronavirus puso en jaque a la economía mundial y más aún a los países que, como Ecuador, no cuentan con un sistema de salud pública eficiente.

La crisis en nuestro país se ha sentido en múltiples sectores prioritarios, por ejemplo: el sector de la educación en todos sus niveles. En ese sentido, se ha recortado oficialmente el presupuesto a la educación superior, viviendo una multiplicidad de despedidos a docentes y trabajadorxs, con sueldos impagos, inestabilidad laboral, recorte becas y programas de ayuda. La educación básica y media no es la excepción, muchos estudiantes no tienen la posibilidad de recibir clases virtuales por falta de acceso a Internet o a la tecnología que implica sostener clases virtuales.

En el sector de la salud, a los que el gobierno en algún momento llamó “héroes”, aquellxs trabajadorxs de la salud, doctorxs y enfermerxs, actualmente yacen en la inestabilidad laboral, con falta de contratos, falta de insumos, impagos y en condición de abandono; los hospitales se han visto envueltos en casos de corrupción, pero nadie ha rendido cuentas de esto, todos los implicados se hallan en libertad y las autoridades del sector manifiestan abiertamente que estarían dispuestas a la concesión de los hospitales del seguro social.

En medio de la crisis, millones de dólares se destinan en “seguridad”: policías y militares reciben puntualmente sus sueldos y bonificaciones; los títeres del FMI (Moreno, Romo, Jarrín) saben que si mantienen al día a sus sicarios a sueldo, la represión ante cualquier indicio de estallido social está garantizada.

Por otro lado, pero no menos importante, la llamada “ley humanitaria”, permeó medidas de flexibilización laboral: despidos masivos, cambio de contratos, liquidaciones injustas, reducción de salario, reducción obligatoria de jornadas laborales. Esta es la tónica a la que la clase obrera se enfrenta. Nos queda claro que a los gobiernos y a la burguesía NO LES IMPORTA NUESTRAS VIDAS, SOLO SALVAR SU ECONOMÍA.

La pobreza y desigualdad social va en aumento y el empleo pleno es cada vez un distante punto en el horizonte. El tablero electoral nuevamente empieza a ordenarse, aproximadamente 16 son los binomios a la presidencia, cada uno más deplorable que el otro, pero todos pregonando la salvación del país.

114 millones de dólares es el presupuesto asignado por el Consejo Nacional Electoral para realizar las elecciones mientras otros sectores se ahogan en angustia, indignación e impotencia.

Lxs militantes antifascistas vemos con desagrado la pantomima armada por la democracia burguesa, sabemos que los procesos electorales son nada más que un reflejo de profunda crisis ética inherente al sistema capitalista.
Tenemos claro que las desigualdades sociales no se solucionan en las urnas, que gane quien gane, sin lucha no hay derechos, que la vía electoral fracasó y fracasará.

Nosotrxs seguiremos insistiendo en levantar, fortalecer y multiplicar la organización popular, reconstruir el movimiento popular, construir fuerza social revolucionaria y agudizar el conflicto, para destruir la sociedad de explotación y dominación.

A preparar la ofensiva popular.
Acción Antifascista Ecuador